
A medida que el mundo digital se vuelve más complejo, la línea entre seguridad nacional y ciberseguridad comienza a desdibujarse. Las recientes sanciones cibernéticas y medidas de inteligencia muestran una realidad en la que el malware y las noticias falsas se utilizan como herramientas en la política global. Cada ciberataque parece tener ahora consecuencias políticas más profundas. Los gobiernos enfrentan amenazas nuevas e impredecibles que son imposibles de combatir
