Antes de septiembre de 2024, la política del proveedor de comunicaciones cifradas Telegram establecía que solo compartiría los datos de los usuarios con las autoridades en casos de terrorismo. Eso fue hasta que se nombró al director ejecutivo, nacido en Rusia, Pavel Durov. arrestado en francia a finales de agosto y puesto en libertad bajo fianza de 5 millones de dólares.
A finales de septiembre, Telegram cambió de opinión y acordó proporcionar a las autoridades información del usuario, incluidos números de teléfono y direcciones IP, en casos de fraude y otros delitos cibernéticos. Telegram también participa producir informes de transparencia sobre los datos que ha revelado a raíz de solicitudes de las fuerzas del orden. Y según el último informe de transparencia de Telegram, la cooperación de la plataforma con la policía se ha disparado desde septiembre.
Según Telegram, la empresa solo respondió a 14 solicitudes del gobierno estadounidense en los primeros nueve meses de 2024, alcanzando un total de 108 usuarios, incluidos 404 medios de comunicación. primero en informar. A finales de año, Telegram informó haber respondido a un total de 900 solicitudes de Estados Unidos, llegando a 2.253 usuarios.
Se espera el próximo informe de Telegram en abril.
La política de intercambio de datos de Telegram se ve afectada
En el momento del arresto de Durov el año pasado, los expertos predijeron que la presión adicional sobre Telegram tendría poco efecto en sus prósperas operaciones de cibercrimen. En el corto plazo, los arrestos y la fragmentación de algunas operaciones de cibercrimen probablemente traerán algunos beneficios a los ciberdefensores, pero eventualmente encontrarán otros lugares para llevar a cabo sus actividades ilegales, según Callie Guenther, directora senior de investigación de ciberamenazas de Critical Start.
“Este desarrollo debería alentar a muchos ciberdelincuentes a migrar a plataformas alternativas que prioricen la privacidad o empleen infraestructuras descentralizadas”, afirma. “Plataformas como Signal o Session, así como servicios en la red oscura, podrían convertirse en las próximas plataformas para actividades ilícitas, pero esta migración también podría crear un ecosistema más fragmentado, complicando los esfuerzos de aplicación de la ley y requiriendo recursos adicionales para monitorear nuevas vías”.
A más largo plazo, el cambio de política de Telegram representa una tendencia más amplia de mayor presión gubernamental sobre las empresas tecnológicas para que cooperen con las actividades policiales, añade Guenther, citando el arresto de Durov como un ejemplo muy publicitado.
“El equilibrio entre privacidad y seguridad sigue siendo controvertido”, afirma Guenther. “Con el tiempo, es probable que los ciberdelincuentes se adapten al nuevo panorama, aumentando la complejidad operativa para los investigadores y profesionales de la ciberseguridad. Equilibrar estas consideraciones será esencial para abordar las amenazas en línea que evolucionan dinámicamente sin socavar protecciones más amplias de la privacidad.
