Bitcoin está en lo más alto de la agenda política mundial

“Al principio te ignoré, luego no te pasó nada y luego gané”. Esta frase describe perfectamente la historia de Bitcoin y sirve como estos mapas que indican tu ubicación en medio de un parque: “estás aquí”.

Sólo él decidió que Bitcoin había ganado, sobre todo por la dificultad técnica de ralentizar la red. Sin embargo, a nivel político y social, se podría decidir que Encontramos este lugar en un lugar impreciso, incierto, incómodo, entre “te atacan” y “entreonces ganas”.

Venenoso en un primer semestre de 2024 en el que, por orden judicial, se ha detenido a promotores, otros han sido encarcelados y el sentimiento general ha sido de criminalización de la privacidad. A mediados de año, las empresas han dejado de operar en países que han recibido advertencias de que se les está tratando como amenazados.

Pero, lamentablemente, Los políticos dieron uno Giro de 180º. La administración de Joe Biden en Estados Unidos aprobó regulaciones aparentemente favorables a la industria y comenzó a explorar la posibilidad de aceptar donaciones en BTC para su campaña. Probablemente esto sea para competir con un converso Donald Trump, quien, aunque estaba en contra de Bitcoin, se ha convertido en un feroz defensor, usándolo como bandera de campaña, no solo para captar votos, sino también financiamiento.

La aprobación de los ETF spot de Bitcoin, no solo en Estados Unidos, sino también en Hong Kong, y Australia (países que forman parte de otros mercados como Canadá, Brasil, Suiza, Alemania y otros), le ha dado a Bitcoin un nuevo nivel de legitimidad en el establecimiento política y financiera mundial, todo gracias al liderazgo de BlackRock en el sector.

Al igual que los lobos disfrazados de ovejas, los políticos mundiales están cambiando su discurso respecto a la actividad digital. Países donde estaba prohibida, como Bolivia, ahora la están promoviendo. En Alemania, los parlamentarios dan clases sobre Bitcoin. Primer Ministro de Japón Es ponente en congresos del sector. Otros países de América Latina, como Paraguay y Surinam, están siguiendo el camino legal del Bitcoin de El Salvador.

Poco a poco la narrativa de que Bitcoin es dinero criminal sigue perdurando en el olvido, lo que sugiere la transición de la fase de ataque, antes de ser mencionado, Hacia la fase de “entonces ganas”.

Esto sucede por una sencilla razón: Bitcoin es dinero. El mejor dinero creado en la historia. Y los políticos necesitan dinero.

Además de intentar captar los votos de esta importante porción del electorado estadounidense que supone el bitcoin, la entrada al mercado de pesos pesados ​​como BlackRock, Fidelity, Ark Investments, Goldman Sachs, entre otros, cambia las reglas del juego a gran escala. Ahora, los grupos de interés (y financieros) que coinciden en que el bitcoin ha emergido tienen un nivel de influencia sin precedentes. Y con ello, las perspectivas de crecimiento de precios se multiplican. Dinero llamando a dinero.

Los políticos no necesitan entender que Bitcoin es la mejor moneda para entender hacia dónde se dirige el mundo. Por eso, el objetivo final de Bitcoin es separar el dinero del Estado. Parece inevitable que habrá una fase de transición en la que el mismo estado adopte Bitcoin. Si, como dice en su campaña, Donald Trump llega a ganar la presidencia y promueve Bitcoin como un tema de interés nacional, el efecto que dominará al resto de países del mundo será inevitable.

No podemos saber cuánto tiempo durará esta incómoda transición hasta donde habrá que lidiar con la estatización de Bitcoin o la bitcoinización estatal. Pero con la velocidad con la que se han dado las cuentas en el último lustro, pues la fase del “entonces gana”, es decir, la separación de dinero y Estado, puede estar más cerca de lo que creemos.

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