Por qué la seguridad móvil debe ocupar un lugar central en la banca para 2025: por James O’Sullivan

Los teléfonos móviles son una parte integral de la vida moderna. Un abrumador 98% de las personas entre 16 y 54 años poseer un teléfono inteligente, y 59% de los trabajadores prefieren sus teléfonos a las computadoras portátiles o de escritorio para administrar su negocio.

Esta dependencia es particularmente evidente en los servicios financieros. La investigación muestra que más de las tres cuartas partes (78%) de los usuarios de dispositivos móviles acceden a servicios bancarios a través de su teléfono, y el 51% utiliza billeteras digitales. Las empresas de tecnología financiera, ya sea que se dirijan a individuos o empresas, también dependen en gran medida de las aplicaciones móviles para ofrecer sus ofertas. Ya sea para consultar saldos, realizar transacciones o solicitar servicios, los teléfonos móviles están transformando la forma en que administramos el dinero, brindando a las personas un control y una accesibilidad sin precedentes.

La creciente amenaza del robo de móviles

Sin embargo, el auge de la banca centrada en dispositivos móviles tiene un lado oscuro. Aunque el robo de teléfonos no es nuevo, el aumento de casos es alarmante. Solo en el Reino Unido, entre marzo de 2024 y 2024 se denunciaron 78.000 robos de teléfonos móviles, una cifra asombrosa.
152% de aumento respecto al año anterior.

Hace quince años, perder un teléfono era una situación inconveniente pero manejable. Se pondría en contacto con su proveedor, conseguiría un reemplazo y seguiría adelante. Hoy en día, perder un teléfono es como perder la llave maestra de tu vida. Los teléfonos inteligentes modernos son tesoros ocultos de información personal, desde correos electrónicos y mensajes hasta datos de ubicación y acceso a aplicaciones bancarias o comerciales.

Para los usuarios profesionales, los riesgos se amplifican. Un teléfono empresarial robado podría darle a un ladrón acceso a datos confidenciales de la empresa, registros financieros o incluso cuentas de redes sociales de la empresa. Los atacantes sofisticados podrían aprovechar esta información para cometer estafas falsas u otras actividades maliciosas.

En resumen, un teléfono desbloqueado en manos de un delincuente es una puerta abierta al robo de identidad, pérdidas financieras y graves violaciones de la privacidad.

Los teléfonos, el eslabón débil de la seguridad

Aunque muchas aplicaciones utilizan datos biométricos y autenticación de dos factores (2FA) por razones de seguridad, estas medidas a menudo dependen del dispositivo de destino. Por ejemplo, si un ladrón observa que alguien ingresa el PIN de su teléfono, podría eludir muchas defensas de seguridad estándar.

Lo preocupante es que sólo el 36% de los encuestados en una encuesta reciente dijeron que utilizan PIN únicos para sus aplicaciones en lugar de sus teléfonos. Además, muchas aplicaciones permanecen abiertas una vez que se accede a ellas, lo que permite a los delincuentes cambiar las credenciales de inicio de sesión y los detalles de identificación.

El gobierno ha tomado nota de esta creciente amenaza y se ha comprometido a combatir el robo de teléfonos móviles mediante la promoción de un “interruptor de apagado” que puede desactivar permanentemente los dispositivos robados. Esto haría que los teléfonos robados fueran inútiles para la reventa y restringiría el acceso no autorizado a aplicaciones y datos. Sin embargo, para que esta iniciativa tenga éxito, la colaboración entre los fabricantes de teléfonos, los desarrolladores de aplicaciones, los bancos y las fintechs es esencial.

El papel de los bancos: innovación y educación

Los bancos y las fintechs tienen una doble responsabilidad en lo que respecta a la seguridad móvil: a través de la innovación técnica y la educación del cliente.

En el aspecto técnico, los bancos deberían adoptar herramientas avanzadas, como la detección de fraude basada en inteligencia artificial, que puedan monitorear la actividad de la cuenta y detectar anomalías en tiempo real. Por ejemplo, patrones irregulares de deslizamiento o velocidades de escritura podrían activar alertas de seguridad antes de que se causen daños financieros.

La educación es igualmente vital. Los bancos necesitan interactuar continuamente con sus clientes sobre los fundamentos de la seguridad móvil y las amenazas emergentes, como la navegación por hombro, el intercambio de SIM y las aplicaciones bancarias falsas. Esto incluye crear conciencia sobre comportamientos como:

  • Utilice PIN separados para diferentes servicios.
  • Actualice los teléfonos periódicamente para corregir vulnerabilidades.
  • Evite el Wi-Fi público para actividades financieras.
  • Desconectar aplicaciones o habilitar apagados automáticos.

Fomentar un comportamiento proactivo es esencial porque muchas personas sólo cambian sus hábitos después de una violación de seguridad. Al informar a los usuarios sobre los riesgos potenciales, los bancos pueden permitirles tomar mejores precauciones.

Responsabilidad compartida para una mayor seguridad

La responsabilidad de la seguridad de la banca móvil no recae únicamente en los usuarios. Esto requiere un esfuerzo de colaboración entre los sectores bancario, tecnológico y gubernamental. Desde una mejor comunicación de riesgos hasta medidas de seguridad innovadoras, todas las partes deben trabajar juntas para resolver este problema creciente.

Para los individuos, la vigilancia es crucial. Los usuarios de dispositivos móviles deben evaluar sus hábitos diarios y comprender cómo operan los delincuentes. Así como se nos advierte sobre los riesgos de utilizar cajeros automáticos o transferir dinero, los bancos deben ofrecer consejos similares en lo que respecta a la seguridad móvil.

Sin una acción colectiva, las consecuencias del robo de teléfonos móviles seguirán empeorando y afectarán a los consumidores, las empresas y el ecosistema financiero en su conjunto. Sólo a través de la colaboración, la educación y la innovación se podrá combatir eficazmente esta amenaza.

Exit mobile version