Por qué prosperan las billeteras pasivas, y dónde los asesores siempre agregan valor: por Joris Lochy

En los últimos años, la inversión pasiva ha ganado popularidad, en particular gracias a las carteras de ETF de bajo costo y bien diversificados (fondos de intercambio). En Bélgica, el término “Hangmatbeleggen” (holandés para “invertir”, refiriéndose a este enfoque de inversión relajada) incluso fue nombrado la palabra del año en 2024.

Este estilo de inversión es atractivo, porque la investigación muestra sistemáticamente que los inversores activos, aquellos que intentan vencer al mercado seleccionando acciones o el calendario, rara vez superan las estrategias pasivas. Las carteras de inversión pasiva ofrecen una amplia exposición al mercado, son rentables debido a la caída de las tarifas de gestión y requieren una vigilancia mínima.

Además, con la creciente popularidad de los ETF, los inversores ahora pueden elegir entre una amplia gama de opciones, adaptando sus carteras para que coincidan con su perfil de riesgo, horizonte de inversión y preferencias personales. Una cartera pasiva típica ofrece
a largo plazo Rendimientos promedio de alrededor del 7 al 8%, superando la inflación y muchos productos bancarios tradicionales. Sin embargo, el énfasis debe permanecer a largo plazo “porque la volatilidad del mercado a corto plazo puede causar pérdidas significativas. Por ejemplo, un análisis del índice global MSCI (utilizado como base para varios ETF) en los últimos 45 años revela:

  • Una inversión de un mes da el 65% de los gastos positivos.
  • Una inversión de un año proporciona el 73% de los gastos positivos.
  • Una inversión de 5 años da el 82.5% de los gastos positivos.
  • Una inversión de 10 años da el 91.2% de los gastos positivos.
  • Una inversión de 20 años garantiza el 100% de los gastos positivos.

Entonces, ¿por qué algunos inversores aún optan por la gestión de fondos activos o asesoramiento financiero cuando las estrategias pasivas a menudo proporcionan resultados comparables, si no más altos,?

La respuesta se encuentra en personalización. La inversión no solo se refiere a las cifras y los asesores financieros no solo se contratan para maximizar los rendimientos. En cambio, brindan asesoramiento, entrenamiento y consejos y ofrecen consuelo, confianza y tranquilidad sobre un tema que muchos encuentran estresante. Los asesores aportan valor a través de varias capas de personalización, en particular:

  • Selección de ETF: Incluso en una estrategia pasiva, la selección de buenos ETF en la amplia gama de opciones requiere experiencia. Los asesores pueden guiar este proceso para garantizar la alineación con los objetivos del inversor.
  • Preferencias éticas, religiosas y sostenibles: Muchos inversores están buscando carteras que correspondan a sus valores, ya sea a través de factores ESG o para evitar industrias específicas. Los asesores financieros ayudan a crear estas carteras hechas a medida.
  • Administrar entradas y salidas: Las carteras pasivas no están diseñadas intrínsecamente para gestionar efectivamente contribuciones regulares o retiros repentinos. Los asesores ayudan a administrar estas transacciones para mantener el equilibrio y evitar costos innecesarios.
  • Optimización fiscal y legal: Los rendimientos preetables con impuestos sólidos pueden verse comprometidos por una mala planificación fiscal. Los asesores ayudan a estructurar las carteras para minimizar las responsabilidades fiscales y adaptarse a consideraciones legales.
  • Coaching de inversiones: Los asesores ayudan a los clientes a navegar desafíos emocionales, proporcionando coaching de comportamiento para evitar decisiones impulsivas durante los mercados volátiles.
  • Planificación financiera holística: Las inversiones son solo un componente de rompecabezas financiero más amplio. Un plan financiero completo incorpora la inversión con otros elementos clave, como la planificación de la herencia, las estrategias de seguros y jubilación.

Incluso cuando opta por la inversión pasiva, no debe ser considerado de forma aislada sino en el marco de un enfoque de gestión financiera holística. Esto implica evaluar los presupuestos financieros actuales y futuros. Por ejemplo, el mantenimiento de un sello financiero, equivalente a seis meses de costos de subsistencia, es crucial para cubrir los costos imprevistos.

Del mismo modo, los gastos planificados están programados por adelantado para evitar liquidar las inversiones en un momento inapropiado.

Con el surgimiento de AbogadosEl panorama de los consejos financieros también ha cambiado. Si bien los robo-advisores ofrecen gestión de cartera centrada en algoritmos de menor costo, a menudo no tienen la profundidad de personalización necesaria para situaciones financieras complejas. Se destacan en la gestión de tareas diarias, como el reequilibrio de la cartera y la gestión de los flujos de efectivo, pero fallan en áreas como la eficiencia fiscal, la planificación de la herencia y la inversión ética. Sobre todo, no pueden proporcionar conexión humana y confianza que muchos inversores aprecian.
Los estudios apoyan esto. Una encuesta en 2020 con 3.000 personas reveló que las principales razones para contratar a un asesor financiero fueron la tranquilidad, el acceso a la experiencia y la delegación de decisiones complejas, maximizando los rendimientos futuros después de estos.

Para el futuro, es probable que un enfoque híbrido que combine lo mejor de ambos mundos se convierta en la norma. Las carteras de inversión dependerán principalmente de estrategias pasivas de bajo costo, con una parte asignada a fondos activos para satisfacer preferencias y necesidades específicas. La gestión de estas carteras también mezclará la automatización de bajo costo a través de Robo-Advisor con asesoramiento humano personalizado. Robo-Advisores administrarán efectivamente tareas de rutina, mientras que los asesores humanos brindarán apoyo para eventos de vida importantes, planificación financiera compleja y asesoramiento emocional.

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